¡Tantos no pueden estar equivocados! Esta podría ser la definición más cercana a lo que es el argumentum ad numerum. A menudo la gente suele confundir la popularidad "argumento ad Popolum" basada en la cantidad de gente que aprueba y considera como correctas ciertas prácticas dentro de la sociedad, nada más lejos de la realidad.
Se considera particularmente peligroso, dicho argumento, ya que al igual que todas las falacias lógicas, busca interpretar la realidad a la luz de supuestos argumentos, que lo que hacen es desviar la verdadera atención sobre su validez lógica y verdadera. A la gente no le gusta cuestionarse, y a muchos les ofende que se cuestionen sus creencias, es por eso que recurren a tal argumento, escudados muchas veces en estadísticas y números, que podrían dar una sensación de éxito.
En la práctica, el argumentum ad numerum no difiere del argumentum ad populum, excepto por el uso de números, y cantidades que se utilizan como argumento, en lugar de probar la veracidad de algún postulado, se deja todo en manos de la cantidad en números de seguidores, fieles, consumidores, etc. Y esto cobra especial importancia, ya que en asuntos que involucran la voluntad popular, se suele obviar la importancia de las ideas y las propuestas, dando mayor importancia a la "cantidad" de gente que aprecia algo como cierto, aún cuando esto pueda estar equivocado y ser totalmente maligno.
Estos pueden ser algunos de los argumentum ad numerum más comunes:
Mira, este libro es un Bestseller, debe ser buenísimo...
[El hecho de que mucha gente lo comprar no lo coloca en una posición intelectual superior, un juicio valorado en ventas, en cantidad de gente y dinero, no es un argumento válido para medir el éxito de una obra intelectual]
Pues las últimas estadísticas dicen que este partido político lleva la ventaja por un gran porcentaje, así que votaré por ellos...
[La base lógica para elegir un voto, no debería ser la popularidad o la cantidad de gente que vota por un determinado partido, sino una elección inteligente donde se pone a discusión los planes y objetivos de dichas estructuras políticas]
Este blog es primer lugar en todos los rankings de la web, seguramente debe ser cierto todo lo que pone a disposición...
[Que un sitio sea el más visitado no asegura que su información sea verdadera del todo y mucho menos imposible de ser cuestionada]
La religión católica es una de las más grandes y con más devotos alrededor del mundo, según las estadísticas, definitivamente tanta gente no puede estar equivocada...[La verdad no puede ser relacionada a una cantidad de fieles o devotos, una voluntad no es lo mismo que un argumento]
Y así podríamos continuar haciendo listar interminables de los argumentos que se utilizan tanto a nivel personal como a nivel interpersonal, ya que muchos consideran aspectos de la sociedad como aceptables en base a la cantidad de personas que aprueban determinados hechos. Hasta resulta una actitud que denota un grado de enorme pereza, donde el individuo prefiere ahorrarse la fatiga de cuestionar y debatir, dando por ciertas las cosas que a la mayoría le parece bien.
Lo importante es detectar en qué momento un argumento deja de ser lógico para convertirse en una falacia lógica, que contiene toda una estructura lógica, pero basada en argumentos que no son válidos y carecen de verdad.
Por último, en una ocasión discutía con una persona sobre una crisis política que atravesaba el país, donde se acusaba al propio presidente de crímenes graves entre otras cosas. Al preguntarle a la persona ¿Cuál era su postura? Respondió de la siguiente manera: La verdad no creo que haya sido él, ¿Viste la cantidad de gente que salió a manifestarse en favor del presidente? Esa gente no puede estar loca. Dicho eso, me dispuse a cambiar inmediatamente de tema, ya que era obvio que tal argumento carecía del más básico sentido de la lógica y la verdad, ya que no manifestó su confianza en una investigación o alguna prueba, sino en la cantidad de gente que apoyaba al presidente. Triste realmente, pero es así como dañan las falacias lógicas a la sociedad.
por Wiliam Ajanel, publicado en Meneame
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